¿TENEMOS NECESIDAD DE CERTEZAS ABSOLUTAS? (1)


  Estoy empezando a leer a Descartes así que perdón si digo alguna barbaridad sobre su persona. Sin embargo no pretendo hablar sobre él sino sobre lo que me inspiró su metodología; él duda de todo hasta llegar a una verdad inalterable: "pienso, luego existo". Doy por hecho sin embargo que no se olvidaría de las personas en estado de coma y dudó también de ellas y su "pensamiento", así como la eterna duda de si existir es lo mismo que vivir, si antes de llegar él a esta verdad absoluta de "pienso, luego existo" alguien ya había llegado a ella (y por lo tanto solo difundió el trabajo de otro), o si quienes no llegan nunca a esta conclusión están en perpetua duda... etc.

La cuestión es: si un filósofo tan excelente como Descartes tuviera la necesidad de dudar en ese momento, ¿es porque existen realmente verdades indudables, o más bien porque necesitamos "pisar tierra firme" en algún momento? Y esa verdad absoluta, ¿es el resumen de toda su filosofía de vida y personalidad o otro pensamiento en la misma línea que los demás (sin ser de más relevancia que los otros)?

Descartes era un filósofo, sin lugar a dudas, así que su conclusión se refiere al pensamiento, pero si hubiera sido un adolescente pasota rayado por la compra de un monopatín que, harto de rayarse, se dice: "¡al carajo este mismos!", ¿la necesidad de concretar una solución no habría sido similar?

Lo he estado consultando en un foro de filosofía y un forero me ha dado una respuesta que me resulta, más o menos, convincente: "Descartes tenía el pensamiento como meta, así que en ningún momento llegar a una conclusión podía suponer para él "tirar la toalla" y dejar su estudio al azar". No obstante... el caso del adolescente pasota tampoco se trata de "tirar la toalla"; su objetivo no es algo tan enrevesado como la psiquis humana y por lo tanto su responsabilidad con la solución tiene un calibre muy distinto. No se trata de un logro intelectual, de una creación, solo de una compra. Pero, en ambos casos, se trata de tomar una decisión para solucionar una incógnita... Una respuesta que les permita llegar a su objetivo: una conclusión (aunque esta se denomine azar) a su incertidumbre.

Así pues sí, las concreciones, las "verdades absolutas" (lo que yo antes denominé "pisar tierra firme"), son necesarias para cualquier hombre, chaval o sabio. Y aunque no se podría comparar en relevancia una vacuna que impida el cáncer (por ejemplo) a los primeros pasos de un bebé; todas las conclusiones y acciones que llevamos a cabo responden, entre otros factores, a una necesidad de sentirnos seguros, de comprender el mundo en que vivimos y nuestra propia naturaleza.



¿TENEMOS NECESIDAD DE TENER CERTEZAS ABSOLUTAS? (2)


  Estoy empezando a leer a Descartes (aunque en verdad lo tengo bastante aparcado porque me aburre un poquito...) así que perdón si digo alguna barbaridad sobre su persona. Sin embargo no pretendo hablar sobre él sino lo que me inspiró su metodología; él duda de todo hasta llegar a una verdad indudable: "pienso, luego existo". Estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación; aunque no sé si podría darse como "certeza absoluta", tal cual la nombra, puesto que no todo el mundo llegará a ella aunque todos tengamos alguna vez otras certezas absolutas. No obstante la filosofía no es religión, no es un dogma de fé sino solo opiniones, de personalidades cultas y analíticas, pero opiniones a fin de cuentas; así que doy por hecho que Descartes no trataba de imponer ninguna verdad a nadie sino solo indagar en su pensamiento y tratar de convencer mediante él, (como todos hacemos alguna vez).

Lo que me llama la atención y el motivo por el que vuelvo a este tema, es por qué una persona que tenía como metodología la propia duda, y sabía que la constante duda es el elixir de la sabiduría, por qué buscaba una verdad indudable que supusiera una terrible realidad para él: la sabiduría tiene sus límites.

En el capítulo anterior ya llegué a la conclusión de que en el fondo todo se debe a la "necesidad". no primaria como beber y dormir, pero sí necesidad creada como alimento espiritual. No obstante eso no deja de ser una solución fácil, de raíz. Claro está que no le puedo preguntar a Descartes sobre por qué quiso crear una verdad "indudable", pero él me inspira para descubrir más acerca de nuestra "necesidad" de "pisar tierra firme", (vamos que es la excusa jeje).

Así pues todo se basa en necesidades de nuestro carácter o situación. Si Descartes no hubiera vivido una determinada vida no hubiera llegado a esta conclusión etc, es evidente. No obstante... ¿no sería más correcto llamar a las ideas abstractas creaciones (a pesar de ser también una necesidad)? Una creación es algo que enaltece, en un sentido o en otro, tanto al creador como al que está de acuerdo con esa creación; así que en realidad supongo que sería más correcto llamarla así.

Así que supongo que la conclusión a la que quiero llegar no es ni más ni menos que mi propio asombro ante la pregunta con la que empecé: ¿por qué ese empeño de Descartes de llegar a una "verdad limitada"?

Sigo sin comprenderlo, puesto que, racionalmente, es mejor tener verdades relativas sobre las que poder dudar algún día, o tener la esperanza de poder hacerlo. Puesto que, dependiendo del momento, estas verdades nos parecerán indudables o relativas; y en gran medida depende de nuestra emotividad... ¿Estaría pasando Descartes por un mal momento?, ¿un desamor, la muerte de un familiar?, ¿o por lo contrario se sentía tan pletórico que necesitaba sentirse dios y saberlo todo todo y todo?

Jaja, marujeos a parte creo que he llegado a una conclusión: nunca deja de sorprenderte la mente humana. Y supongo que para mí la "filosofía" (no me gustaba como asignatura en B.U.P.), es un aliciente para seguir explorando el mundo por mi cuenta, antes que un manual de respuestas perfectas. Es decir, la filosofía es, en realidad, una necesidad de respuestas más "emocionales" que "racionales". Y hoy Descartes me ha hecho reencontrarme con mi capacidad de sorprenderme.

¿Será la sorpresa el misterio... la verdadera motivación de la vida? Al plantearme esto, ¡estoy buscando "verdades absolutas"! Pero... creo que lo hago porque eso me supone un reto mayor, para seguir y seguir... buscando más "verdades absolutas". Y tal vez por eso Descartes buscaba una verdad "indudable":

  PORQUE MIENTRAS TENGAS CLARO QUE TODAS LAS CONCLUSIONES PUEDEN GENERAR UNA Y MIL DUDAS... MIENTRAS SEPAS QUE ESTARÁS EN CONSTANTE EVOLUCIÓN. ES ALENTADOR JUGAR A BUSCAR ESA "VERDAD INDUDABLE" QUE, POR UN MOMENTO, POR LA SORPRESA (MOMENTÁNEA) QUE REVELA EN TÍ, TE HARÁ CREER QUE EXISTEN VERDADES ABSOLUTAS. Y TE HARÁ SENTIR MÁS SEGURO, MÁS NIÑO...

En definitiva: sí, tenemos necesidad de poseer certezas absolutas; pero esta necesidad corresponde más al terreno sentimental que al racional. Responde más a la necesidad de sentirnos grandes, dominantes, curiosos... que a una motivación plenamente intelectual.

De ahí que en cualquier debate siempre se llega a un punto en que no se admite ninguna duda y para defender tus ideas (aunque lo digas bajo el respeto y con palabras como "es mi opinión cada uno tiene la suya...") te encabezonas en que tienes la razón. ¡¡Y punto!!



"POCOYÓ"


  Eran ya las seis de la tarde; los peques, ¡por fin!, se habían dormido, agotando y alegrando al ya anciano señor, dispuesto a echar una cabezadita, como solía decir, antes de llevar a sus nietos a las fiestas de Alayor. Alayor, su pueblo, ¡qué pueblo!; único, pintoresco... con el encanto especial que tienen aquellas villas que son amadas, orgullosamente, por sus lugareños. Él nació en Alayor, se casó, tuvo hijos ¡nietos!, en Alayor... Era parte de su tierra edificios tradiciones y gente. En Alayor todos eran hermanos, más, (o  menos...), avenidos. Y los extranjeros aún eran considerados con perspicacia e "idílica" curiosidad.

Y corría la tarde mientras Alayor se vestía de fiesta... Cientos de mozos mozas y niños con sus papás se agolpaban en las calles para ver los cabezudos y carrozas, que desfilaban, ¡alegres!, entre gritos comparsas y música electrónica, pop, tradicional... ¡Por ahí pasaba la primera!: ¡la carroza infantil de Clan tv!; Bob Esponja y Pocoyó a tamaño real se enfrascaban a lanzar caramelos y chocolatinas, saludando a los niños, ¡animados!, que los miraban entre admirados y estupefactos... Entre ellos dos pequeños, de solo tres y cinco añitos, ¡rubitos como querubines! Habían conseguido esquivar toda la marabunta humana y ahí estaban: ¡en primera fila!; sin papá sin mamá, sin abuelo.

Pocoyó les vio, y, muy amable, bajó de la carroza para saludar. "¡Hola amiguitos! ¿queréis ver la casa de Pocoyó? jiji" (imitó  la risa de los dibujos animados). "No sé si el abuelo nos dejará", "¿y dónde está el abuelo?", "estaba durmiendo en el sofá jeje", (dijo el mayor con picardía). "Aaaah" dijo Pocoyó: "pillines ¡os habéis escapado!"; y los dos hermanos rieron, ¡cómplices! "Entonces... ¡¿vamos a casa del yayo y le pegamos un susto?!". "¡Siiii!".


  Eran ya las ocho de la tarde cuando mi tío Sebastián despertó, ¡había dormido una hora de más!, se estaba tan a gusto sin jaleo en casa... 
"¡Lluc, Guiem!"

¡Los niños no estaban ahí! Iban camino de casa de Pocoyó. Donde una sorpresa inesperada les aguardaba...

Sebastián salió corriendo por la puerta, que, como siempre, había dejado abierta, forzando sus más de 100 kilos a galopar como un galgo. "¡¿Eulalia has visto a Lluc y Guiem?!", "no, ¿qué pasa Sebastián?". Y Eulalia la vecina se unió a la búsqueda. Tampoco los había visto Pedro el panadero, ni María, la señora que siempre está mirando pasar las horas tras el portal. ¡Ni Ernesto, ni los de la oficina de Correos...!

Recorrieron calles, plazas, ¡locales nocturnos...!


  "¡¡Abuelo!!"

¡Ahí estaban!, en la calle Sant Jordi, de la mano de Rosa y Manel. Que le explicaron a Sebastián que los habían reconocido del brazo de Crisitan, el hijo de Antonia; que estas fiestas iba disfrazado de Pocoyó. "¿Pero Cristian no estaba estudiando en Barcelona?", preguntó Sebastián. "Él nos dijo que era Cristian, no se quitó el cabezón de Pocoyó, y ya sabes que la voz no se distingue bien tras el cabezón". Los cuatros adultos se miraron con preocupación y desconfianza...

¡Pero ahí estaban los dos angelotes!, ¡alegres y emocionados por haber conocido tan de cerca a Pocoyó...! Y mi tío Sebastián prefirió olividar lo ocurrido. Cogió a los dos niños en brazos, que durmieron al cabo de pocos minutos, uno en cada hombro de mi robusto tío; y se dispuso a volver a casa. "Demasiadas emociones por hoy viejo", dijo para sí mismo.

Cuando se dispuso a abrir la puerta de su casa, alguien,  le saludó:

"¡Buenas noches Sebastián y dulce carga!", dijo Pocoyó, pasando a todo gas por su lado. Mi tío, entrado en años y kilos, supo al instante que no podría alcanzarle. Y entró en casa, su hogar, de toda la vida, de su pueblo padre, que le vio nacer y crecer entre hermanos... Pero, por prevención, esta vez cerró la puerta con llave antes de disponerse a ver la tele, confiando, en su sofá; aquél sofá que pasó de generación en generación...

Y antes de volver a echar una cabezadita, como solía decir, contempló la posibilidad de que Cristian hubiera regresado, por las fiestas, a su pueblo natal.




   Historia ficticia inspirada en real.


LA CONQUISTA MÁS ALLÁ DE LOS TREINTA Y MUCHOS


  La mujer a partir de los treinta y muchos cuarenta no es princesa: es reina; y esta analogía se cumple, te guste o no. La madurez y las relaciones afectivas de la mujer madura es fascinante y agria a su vez, (la masculina supongo que también pero es un tema que me está vetado por razones obvias). ¿Una salsa agridulce?, pues no, porque de dulce sí que no tiene nada. Voy a hablar desde las experiencias de mis amigas (jeje), como mujer madura y soltera; de un modo realista, directo y alejado de los cuentos chinos sobre mujeres exitosas por divinas y folladoras,  (ejemplo gráfico la foto que encabeza el texto de "sexo en Nueva York"), o "mujeres valiosas por ser independientes y profesionales". Así que si tienes un día sensible o eres de los que lleva por bandera la supresión de géneros en post de la Igualdad, te recomiendo encarecidamente leer solo los dos últimos párrafos, ¡¡te van a encantar!!

La idea que voy a desarrollar es la siguiente: mujer madura, si realmente quieres conseguir una pareja que te apasiones (no solo sexualmente) y ayude a realizar tus sueños, tienes que mentalizarte de que tienes que jugar un papel más activo en el juego de la seducción, (naturalmente, mientras él también ponga de su parte), o confiar 100% en la buena suerte. Y cuando hablo de conquista no me refiero necesariamente a manipulación, (al menos no en su totalidad...), ni a empezar nosotras el juego en plan "soy yo la que entro a los tíos en la discoteca". Tampoco de ir a la caza indiscriminada para sentirte dominatrix, ni de empoderarte como mujer de una sociedad pretendidamente igualitaria, (nadie tiene derecho a exigirnos que nos mostremos "poderosas" para ser apreciadas). Sino a conseguir, sencillamente, que nos quieran tal como somos; tener la oportunidad de amar y cuidar a alguien que merezca la pena. Compartir tu vida, sueños y esperanzas con otra persona imperfecta, pero también totalmente querible.

Porque, amiga, si tienes más cuarenta y estás sin pareja, (y quieres tenerla...), tienes un enorme obstáculo a la hora de conseguirlo: la vecina infertilidad. Sí lo sé, normalmente se es fértil hasta entrados los 50 años; pero querida gran parte de la sociedad no lo ve así, (aunque crean que sí). Y no hay más historia. No se trata de que te vuelvas más "exigente" a partir de esa edad, (recordemos que no es lo mismo exigencia que tener las ideas claras...), ni que, ¡de repente!, tu autoestima baje a niveles infrahumanos; y demás catálogo de tonterías con las que nos estigmatizan algun@s que no están en la situación, (o no les interesa verla...). ¿Recordáis cuántos y qué clase de hombres se os acercaban o conocíais a los veinticinco años, (siendo las mismas, solo que más inexpertas e inseguras)?, ¿y los que conocéis ahora...? Curioso, ¿no...?  No voy a entrar en descalificaciones absurdas ni en prototipos de hombres, pero evidentemente en comparación, hoy por hoy, el porcentaje de chicos que me puedan interesar, (o a los que pueda interesar), se ha reducido tajantemente. ¿Acaso porque solo quedan "las sobras"...?; es ridículo pensar así, es tirarse piedras contra tu propio tejado, ¡¡lo mismo podrían pensar ellos!! Lo cierto, (y es bastante terrible), es que esos hombres "basura", (o que pasan de nosotras), posiblemente se muestren de forma muy diferente ante una mujer más joven y fértil. No se trata tanto del físico ni de la forma de ser como, simple y llanamente, de "la selección natural", pues tengo amigas guapísimas, listísimas y majísimas que llevan también años sin pareja; casualmente de mi edad...

¡¡Por supuesto que no estoy diciendo que no se pueda conseguir!! Hay mujeres sortudas por naturaleza, (y recordemos que la suerte va y viene, ¡¡¡nunca se sabe...!!!), o que saben mejor cómo encadilar quizá; pero francamente, arriesgándome a quedar como envidiosa, viendo cómo está el panorama... tiro más por la primera opción. Por otra parte, otro factor importante a tener en cuenta, (y que también puede desencadenar múltiples críticas hacia mi sinceridad, que aceptaré gustosa y cortesmente), es que el volumen de candidatos disponibles se reduce contundentemente. En primer lugar, por una simple cuestión de lógico-estadística: la mayoría de nuestra edad están pillados.; en segundo, porque la fauna no es un mito: es una realidad; desengañémonos, los cabronazos  psicópatas, chicos "buenos" que necesitan una mujer para ser alguien... existen; al margen de cómo actuemos nosotras. Y en tercer lugar, están los chicos majos, interesantes, puede que hartos como nosotras de "buscar" la aguja en el pajar que aún no son padres, y siempre han deseado experimentarlo; algo sin duda respetable, pero que nos perjudica a las "viejunas" jeje. En definitiva... las posibilidades de encuentros, (pues siempre hablamos desde esa óptica, no de amigos de la infancia que de repente, ¡como en las pelis!, sucede...), con hombres, (o mujeres si eres lesbiana), que cumplan todos los requisitos para que vayan ¡solo a por tí!, como princesa en su castillo, (tan cómodo snif, snif...), han sido reducidas a la cuarta o quinta parte. Así que no nos queda otra que mover el culo, no bajar la guardia, (o pasar tres pueblos del tema si no estamos en nuestro momento), y tomárnoslo como un juego, ¡¡con humor!! Siempre dispuestas al "no" como al "game over" de un videojuego, (aunque claro está que en la práctica no es tan fácil). Porque peor es esperar unicornios halados, o, ¡tan siquiera!, haberte divertido y/o aprendido en el proceso.

La mayor desventaja de la mujer frente al hombre, y en esto sí hay desigualdad, y siempre la habrá, AUNQUE SEA UNA INJUSTICIA ABSOLUTA: es la etapa fértil. De forma que un hombre de nuestra quinta, (que pueda permitírselo), y que quiera ser padre, elegirá a una mujer por debajo de esa cifra , (incluso puede que muy por debajo si es un petardo que necesita sentirse joven), simplemente "porque yo no tengo la menopausia". Y aunque está más que estudiado que la calidad del esperma disminuye drásticamente a partir de los 40, físicamente (al menos), siguen teniendo sus soldaditos allí hasta el final de sus días.

Pero... a pesar de que el panorama es tremendamente injusto, y no muy halagüeño, si te mentalizas de tu cambio de papel y de tu nueva situación; ¡es mucho más emocionante e interesante! Dejas de ser la princesa a rescatar a la señora que se pone en un pedestal, poderosa, que infunde más admiración y respeto que suspiros melifluos por tener las carnes en su sitio, (¿recordáis qué estúpidas éramos cuando en la adolescencia nos sentíamos especiales por eso...?). Pues las mujeres a partir de los 40 no aspiramos a ser las más bellas, ¡sino las más interesantes! Y tiene su mérito en una sociedad donde se compara la dignidad de la mujer con campañas de ropa de todas las tallas, en las que se predican cosas como "tú eres única" mientras ves desfilar cuerpos de diferentes tamaños y colores, (todos únicos, ¡por supuesto!). Y mucho, ¡mucho...!, más difícil llevar las riendas del ligue cuando de toda la vida eso es más tarea masculina que femenina. Ellos tienen millones... de manuales sobre el tema y los consejos del amigo "experto" de turno; nosotras, tenemos que adquirir cada una nuestras mañas prácticamente en solitario. Y digo bien, en solitario, porque no son muchas las mujeres dispuestas a admitir que todo cambia, (yo la primera, desde hace bien poco), y que a los cuarenta no puedes  seguir actuando ni esperando como cuando tenías veinticinco; ni hay muchas mujeres plenamente conscientes del papel que han jugado en sus conquistas a parte del manido "ser como soy", que no significa  nada y que todos sabemos ser. 

Aún así la nueva perspectiva merece la pena; es más gratificante escribir tu propia historia que esperar a que se cumpla el cuento que te narraron. Te obliga a investigar en la mente de los otros, ¡a adquirir nuevos conocimientos!; te fuerza a deslumbrar mucho más allá del embeleso superficial de cuento de hadas, (carnes prietas de toda la vida). Supone un reto para contigo misma; un nuevo modo de valorarte como persona, no como reclamo socio-sexual. Y si la cosa no sale bien, (o ni surge la posibilidad), no te cabe la menor duda de que ha sido por el destino... No por tí. Nadie te puede venir con historias sobre tu falta de autoestima, tu nivel de exigencia, tu romanticismo, tu amargura... y demás memeces que las mentes incapaces de concebir esta realidad fabrican para no asumir el echo de que la juventud no es una actitud, sino una época. Y que la actitud es cuestión de voluntad, de poder, de la mente; no de carnes prietas o gastadas.

Asumiendo esta dura, pero liberadora, realidad, te alejas de la culpa y del victimismo; te haces dueña de la situación y lo de  menos es el desenlace. Lo que cuenta, como en cualquier buena historia, es la moraleja, no si el final es happy o tristón.




UNIVERSO Y TRANSCENDENCIA


 Hoy estuve con unos amigos en el Planeario y me acordé del enorme consuelo que siempre me ha proporcionado pensar en su terrorífica grandiosidad. Unas dimensiones, unos peligros, una magneficiencia que escapa a nuestro entendimiento; que jamás podremos dominar. Es inevitables sentirse minúsculo e insignificante ante semejante Monstruo. Pero esta consciencia de insignificancia no me hace sentir mal, ¡me reconforta! Puesto que cuando alcanzas a entender que no solo "tú", ¡todo el planeta", ¡el sistema solar!, puede desintegrarse si se entromete en su ruta un rayo gamma o una supernova... Tu sentimiento de inferioridad responde a razonamientos lógicos, inteligentes.

Si hay algo "inmortal" (a escala humana lo es), seguro e innegable, es la tierra que pisamos. Hasta el Dios abstracto, (pero casualmente con propósitos humanos), de los "creyentes" tiene un principio en el Universo. A no ser que equiparemos éste con aquél. Lo que sería bastante sensato.

Cuando buscamos a Dios lo hacemos con el propósito de pervivir eternamente; ¿y hay algo más eterno y reconfortante que la clarividencia de pensamiento? La realidad es permanencia, somos nosotros, nunca nos abandonará aunque la moldeemos a nuestro antojo. Y la realidad es que somos una conjunción de átonos (incontrolables) capaces de crear algo tan maravilloso como la vida. No solo eso, nosotros, nuestros átomos; crearán nueva vida, o cosas, cuando muramos. Son eternos y es una realidad, no una hipótesis ni una abstracción.

¡Cierto!, la idea de "volver" a formar parte del ciclo natural es bonita y real, ¡pero triste de cojones! No obstante... la alternativa es el autoengaño, creer en segundas "vidas" de las que no tenemos una certeza científica. Teoría que nos proporciona un consuelo a medias; puesto que nos hace sentir débiles. Y cuando nos sentimos débiles nos sentimos finitos, cercanos a la nada (la muerte), ¡justo lo contrario a como deseamos percibirnos! 

Si no podemos escapar a la realidad universal: que somos una mota de polvo, que todo lo que no sea minúsculo (a su escala) se escapa de nuestro control... ¡Qué menos que sentirnos fuertes aceptando nuestro papel! En el presente, mientras estamos vivos y podemos saber qué es sentir, razonar, emocionar... ¡sacando provecho de las experiencias maravillosas de nuestra finitud! Puesto que más allá de nuestra carne viva, no tenemos ninguna certeza de que podamos identificarnos como "yo"; lo único que sabemos es que nuestras partículas sin nombre estarán en permanente creación, son inmortales.


PSICOLOGÍA Y DISCRIMINACIÓN



  No hay discriminación más despreciable que la que algunos gurús de la psicología social emplean para captar nuevos adeptos, y como muestra un botón, transcribo vídeo:

"El problema es que, cuando uno está desanimado, uno pierde lo mejor que tiene, que es la manera de ser"

 Estoy muy de acuerdo con la psicología social y con las técnicas de coaching; en el mundo en que vivimos son herramientas prácticamente imprescindibles. Pero no sé que tiene que ver querer mejorar con considerar la debilidad como algo menospreciable.

En este vídeo se alenta al público a considerar el amor que reciben como algo que merecen por su forma de ser, (¡oooh qué bonito!); para acto seguido, una vez ya embadurnados de golosinas y mariposas, ¡condicionarlo al "pero solo cuando estás de ánimo"! Porque sino, tal y como dice el "maestro" éste que ama tanto a todo dios, no solo dejas de valer: ¡dejas de ser alguien! Puesto que, (literalmente), dice: "pierde lo mejor que tiene, que es la manera de ser". ¡Y se queda tan ancho!, alucinante...

Este mensaje es la cúspide de la intolerancia y la misantropía, negativo 100%; se carga a todo aquel que se siente vulnerable. Al negro perseguido por grupos neonazis, al transexual al que la sociedad condena a la prostitución, a las prostitutas de club de carretera, a los mendigos que lloran de hambre... Y un sinfín de situaciones en que la gente normal se siente desdichada. Porque sí, decir esta barbaridad, tomo de nuevo, literalmente, las palabras de este señor: "el problema es que, cuando uno está desanimado, uno pierde lo mejor que tiene, que es la manera de ser", es reducir al desgraciado a nadie, y por equivalencia de conceptos: a nada. Una hormiga, ¡tiene su forma de ser!, hay hormigas que andan otras que "piensan" si coger la miga de pan, hay hormigas que no salen del hormiguero; ¡ni los insectos son nadie o nada!

Cagarse en el dolor humano; y hacerlo en pro del bien, ¡y para colmo venderlo como algo natural y científicamente estudiado (pues habla desde la ciencia psicológica)!: es cruel. No solo cruel, peligroso. Abre la caja de Pandora a todo tipo de discriminaciones, como las que nombro en el párrafo anterior, contra colectivos vulnerables o contra gente que simplemente lo esté pasando mal, (la muerte de un familiar, otro ejemplo). Los judíos de Hitler no eran precisamente felices, y según los nazis no eran nadie. ¡Cierto!, por otros motivos de índole ideológica, pero el resultado el mismo: carencia de esencia, de entidad. Repitamos al "maestro": "el problema es que, cuando uno está desanimado, uno pierde lo mejor que tiene, que es la manera de ser".

No estoy llamando a este bocachancla asesino, pero esta idea, aunque las diga en pro de la autoestima ajena y la independencia mental, es una animalada. Y lo peor es que no es el único. Cada día hay más gente que con la mejor de las intenciones, atendiendo a la naturaleza del ser humano que dictaminan algunos de estos científicos de la mente, infravaloran al que no va por la vida vendiendo la moto de lo reguay que es su vida. Ya que el que está desanimado... (parafraseeemos al "maestro") "el problema es que, cuando uno está desanimado, uno pierde lo mejor que tiene, que es la manera de ser"; y, por lo tanto, (según él), pierde la oportunidad de ser valorado por los demás por su forma de ser. Por lo que no hay nada que valorar en quien no se encuentra bien. El cariño y aprecio no son para él.

Me sorprende que haya tan pocas voces que se alcen ante semejantes disparates que engloba toda clase de aberraciones (racismo, homofobia, nazismo...) que históricamente, supuestamente, estamos superando.