¿TENEMOS NECESIDAD DE CERTEZAS ABSOLUTAS? (1)


  Estoy empezando a leer a Descartes así que perdón si digo alguna barbaridad sobre su persona. Sin embargo no pretendo hablar sobre él sino sobre lo que me inspiró su metodología; él duda de todo hasta llegar a una verdad inalterable: "pienso, luego existo". Doy por hecho sin embargo que no se olvidaría de las personas en estado de coma y dudó también de ellas y su "pensamiento", así como la eterna duda de si existir es lo mismo que vivir, si antes de llegar él a esta verdad absoluta de "pienso, luego existo" alguien ya había llegado a ella (y por lo tanto solo difundió el trabajo de otro), o si quienes no llegan nunca a esta conclusión están en perpetua duda... etc.

La cuestión es: si un filósofo tan excelente como Descartes tuviera la necesidad de dudar en ese momento, ¿es porque existen realmente verdades indudables, o más bien porque necesitamos "pisar tierra firme" en algún momento? Y esa verdad absoluta, ¿es el resumen de toda su filosofía de vida y personalidad o otro pensamiento en la misma línea que los demás (sin ser de más relevancia que los otros)?

Descartes era un filósofo, sin lugar a dudas, así que su conclusión se refiere al pensamiento, pero si hubiera sido un adolescente pasota rayado por la compra de un monopatín que, harto de rayarse, se dice: "¡al carajo este mismos!", ¿la necesidad de concretar una solución no habría sido similar?

Lo he estado consultando en un foro de filosofía y un forero me ha dado una respuesta que me resulta, más o menos, convincente: "Descartes tenía el pensamiento como meta, así que en ningún momento llegar a una conclusión podía suponer para él "tirar la toalla" y dejar su estudio al azar". No obstante... el caso del adolescente pasota tampoco se trata de "tirar la toalla"; su objetivo no es algo tan enrevesado como la psiquis humana y por lo tanto su responsabilidad con la solución tiene un calibre muy distinto. No se trata de un logro intelectual, de una creación, solo de una compra. Pero, en ambos casos, se trata de tomar una decisión para solucionar una incógnita... Una respuesta que les permita llegar a su objetivo: una conclusión (aunque esta se denomine azar) a su incertidumbre.

Así pues sí, las concreciones, las "verdades absolutas" (lo que yo antes denominé "pisar tierra firme"), son necesarias para cualquier hombre, chaval o sabio. Y aunque no se podría comparar en relevancia una vacuna que impida el cáncer (por ejemplo) a los primeros pasos de un bebé; todas las conclusiones y acciones que llevamos a cabo responden, entre otros factores, a una necesidad de sentirnos seguros, de comprender el mundo en que vivimos y nuestra propia naturaleza.