FRAGILIDAD...


  Temor a romperse en mil pedazos, en las manos de un gigante. Dudas, nerviosismo... ¡Sentir el pálpito de la vida a flor de piel! Eso es fragilidad; miles de ideas inconscientes purgando por salir a la luz. Por cambiar algo en tí. ¡Reconstruirte!

Ayer me enteré de que mi tía Carmen, a la que no tenía mucho aprecio, enloqueció; de repente, sin previo aviso. No se me ocurre muerte más horrible. Ella ya nunca se sentirá frágil, ni fuerte. Cabe la duda de la ignorancia de quienes no nos encontramos en ese estado, pero aún así...

Por eso, mientras podamos, sintámonos frágiles, ¡sintámonos vivos! Temamos rompernos, solo  así recordaremos que somos quebrantables, que podemos caer en cualquier momento y vivimos con más intensidad. ¡Seamos auténticos!, con nuestras neuras, complejos, orgullos o miedos. Llevemos al límite nuestra idiosincrasia; ¡sintámonos plenamente conscientes de nuestra realidad!


Porque nunca sabremos hasta cuándo podremos contar con ella