¡HIPNOSIS!


  ¡He sido hipnotizada! Hace unas semanas. Fui a un espectáculo de hipnosis y... me dejé llevar... ¡Porque no es más que eso!, permitir que tu imaginación se imponga a tus miedos. ¡Una locura consciente y maravillosa! Entender que la magia existe: es un proceso mental, llámese sugestión si se quiere; si en ambos casos se disfruta, es lo mismo. 

Los doce conejitos de indias que la recibimos lo vivimos de un modo muy diferente, hubo un chico que quedó en trance tras la partida del hipnotista; y personas que no recordaron lo sucedido durante esa media hora de hipnosis. No fue mi caso. Para mí supuso un despertar al poder de mi imaginación: una confrontación conmigo misma; una liberación de mis temores en virtud de mi afán creativo. Un modo de decir en público: "me importa una mierda los convencionalismo y qué penséis de mí, me da la gana de soñar... De comprobar el poder de mi mente..." Y como soy tímida, lo hice aprovechando la intervención de un mago; la excusa.

Es como si fueras el niño payasete de la clase que desautoriza al maestro haciendo payasadas, salvo que en este caso la payasada es creer al "maestro". No obstante... no en todo. Como bien he dicho para mí supuso un soñar consciente; yo escuchaba las risas y aplausos del público, escuchaba la voz del hipnotista dando órdenes como la de un hombre, no un ser sobrenatural. Y como una buena escritora, me dejé llevar por mi libro a mi antojo. Hubo un ejercicio que consistía en imaginar que tenía un gran número de globos en mi mano; tal cantidad... que no podía ni bajar el brazo. ¡Y realmente lo notaba rígido por la elevación de los globos! Una sensación similar me invadió cuando mis párpados estaban "pegados", percibí la angustia de no poder abrir los ojos, ¡¡realmente tenían Super Glu 3!! Pero sintiendo la magia... mientras los "es solo la sugestión de los débiles" observaban estupefactos preguntándose, secretamente, qué se sentirá... ¡¡pues magia!! No obstante, controlada, puesto que cuando el cabrón del mago nos dio orden de sentir un orgasmo en público: no me dio la gana, es algo demasiado íntimo para sentirlo en un número circense; aunque supongo que alguien interpretaría mi cara de pedernal como la mayor expresión de placer, pero eso forma parte de la cura del "me importan una mierda sus opiniones". 

Curiosamente no es un acto de sumisión, ¡sino de libertad! De volver a sentir la necesidad de jugar. De invitar a tu fantasía a formar parte de tu realidad social, en el ambiente encorsetado de un teatro. ¡Resolver el enigma por el que pagas una entrada! Fui feliz comprobando el poder de mi mente, de mi imaginación... Volé por encima de los complejos y convencionalismos, y creo que mi autoestima creció unos grados. Pero sobre todo, me mostró un mundo más allá de lo pragmático, de lo "científico", de lo probado: convencional, estructurado y encorsetado. Me enseñó que la magia está en la sugestión, que nosotros tenemos el poder de sentirla, que forma parte de nuestra naturaleza; que solo es una cuestión de fe, amor y confianza hacia la vida y sus grandes enigmas. 

Y al terminar la actuación... me acerqué al "maestro", que nos había dado orden de olvidar todo lo sucedido durante la sesión, y le di mis impresiones de lo vivido; y por supuesto le comenté que lo del orgasmo no pude sentirlo, pues estaba bastante interesado en que yo (creo que la más mona de los panolis hipnotizados) sintiera un orgasmo con su varita mágica jajaja.